Recopilación: Juan D. Ramírez Gatgens.
Introducción.
El presente documento ha sido recopilado y adaptado de la narración realizada por los maestros María E. Jaen, Noemí Mejía, Franklin Mójica, estos dos últimos docentes indígenas malecus en el Palenque Margarita. Se trató en lo más que se pudo de conservar la forma original de la narración.
Ubicación.
La comunidad indígena malecu se encuentra en la provincia de Alajuela, Cantón de Guatuso, en las márgenes del río Sol (Tòjifa). Está a 6 kilómetros del centro de San Rafael.
La topografía de la comunidad es tipo valle, encontrándose entre los ríos El Sol (Tòjfa), La Cucaracha (Onàfinh) y La Muerte (Aòre), con algunas partes altas y bajas y situada en la extensa Llanura de los Guatuso o Llanuras del Norte.
Clima.
Es un clima lluvioso y cálido. Los meses de verano son marzo, abril y mayo. El resto del año es lluvioso. De acuerdo con este clima los indígenas siembran sus cultivos.
Palenques del pasado.
Existieron diez palenques (comunidades) en las márgenes de los ríos La Muerte, Cucaracha y El Sol. Los nombres de ellos eran: San Juan, Grecia, El Mango, El Congo, La Cucaracha, Sabàra, Padre Chico, junto con Palenque Margarita, Tonjibe y El Sol. Estos nombres los puso el obispo Augusto Thiel cuando visitó a los indígenas.
Alimentación.
La alimentación se clasifica por época o el clima, ya que el indígena siempre ha sido agricultor en su pequeño terreno. El sustento familiar está basado en lo que él siembra y cosecha.
Los frijoles y el arroz antiguamente no los producían ni los consumían. Los productos que usaban para comer eran:
Tùcùru (papa montesa). Esta la comían sin sal, sancochada o asada, sin condimentos de ninguna clase.
Cuctình (pacaya). Se comía asada, sancochada y a fuego lento.
Jùronh (pequeña palma). Lo que se comía de ella es una especie de palmito, se comía crudo o sancochado.
Tuàtì chìa (otra especie de palma). Se comía también su flor como especie de palmito sancochado o crudo.
Errèfa (cacao pataste). Lo sacaban de su mazorca y lo secaban al sol, luego lo tostaban en brazas y lo comían como comer maní.
Caròqui cùru (coyol silvestre semilla de coquito). Este lo asaban, luego lo quebraban para comerlo.
Catùju (especie de platanilla). Son frutas rojas que cuando maduran se ponen moradas, estas son machucadas, luego se cocinan a fuego lento, esto viene quedando como un atol, luego apartan la semillita y ésta la botan, al atol le añaden plátano (jul suìrra), que nunca faltaba en su dieta.
El pejibaye (Ihùma). Siempre se ha comido sin sal cocinado y en chichadas.
El cuìnhonh. Tiene por nombre Santa María o estrella. Lo usaban para cubrir el pescado para asarlo. Una vez asada esta hoja quedaba como las hojas de mostaza adherido al pescado asado. Después este se lo comían con toda la hojita asada.
La cacería.
El indígena siempre ha vivido de la caza. Antiguamente tenían los siguientes métodos para la cacería.
De hueco. Hacían un hueco que era tapado con hojas, no se notaba que había un hueco. Cada familia tenía su hueco (poquì cali). Estos huecos eran principalmente para los animales como el tepezcuintle (cùri), el saíno (ajarra), el armadillo (lenhifa), cada familia destapaba su hueco para encontrar ahí sus cazas. También cazaban el pavón y la gongolona.
Lazo en forma de trampa. Esta era para los animales que volaban como la gongolona (jul), el pavón (tùfi), la codorniz (tonhòronh), la guatuza (chùchu).
La pesca.
Los indígenas desde tiempos atrás han usado la cacería como medio de subsistencia y de diversión (deporte). Los métodos usados eran: Barbasco (cùri quìrra). Este consistía en cegar a los peces. Es un bejuco que existe en la montaña, lo majaban bien, luego este soltaba una leche blanca, que era tirada al agua y en menos de una hora los peces estaban “borrachos”, tomaban un chinchorro (masìricà lufa) que ellos mismos tejían y lo introducían en el agua para que los peces se metieran en el mismo. El pescado lo comían asado, sancochado en hojas y frito.
Pesca de tortugas. Esta es una gira que se hace en marzo, abril y mayo a la laguna de Caño Negro. Las familias indígenas se reunían para planear el viaje. Este consiste en alistar banano, yuca, pejibaye para llevar.
Salían de madrugada por el río en balsas. Llegaban y dormían a la orilla de la laguna en chocitas de paja, la estadía duraba ocho días. La tortuga la buscaban de la siguiente manera: buscaban un palito y donde tocaban duro ahí estaba la tortuga. La sacaban del río y la metían en un bolso grande. Pescaban y se la comían asada, porque ellos construían fogones de piedra. Cuando ya habían sacado suficientes tortugas, se venían y la gente que había quedado en el Palenque, se iban a esperarlos a las orillas del río Frío; esta espera era un verdadero acontecimiento, porque cuando llegaban al Palenque, ahí habían ollas de variadas chichas, ahí bailaban, cantaban y hacían discursos.
Al final se repartían las tortugas para cocinarlas. Les quebraban la concha, luego la sudaban y es un plato exquisito para los aborígenes. Hoy en día estas giras las hacen de vez en cuando.
Ventas de pejibaye: Estas se realizan en el mes de agosto. Los pejibayes los cocinan, luego los meten en un bolso grande. Antes los llevaban a pie, caminando en barriales, cargados en la cabeza sobre la espalda hacia Tilarán (lugar de la provincia de Guanacaste, a unos 25 kilómetros). En este lugar tienen muchas amistades. Esta era una entrada económica muy buena para muchas familias.
Chichadas: Era una fiesta continua, hoy en día se hacen, pero más esparcidas. Solían hacerse para un matrimonio, cuando regresaban de una gira, cuando moría una persona. Como ofrecimiento a los dioses a cambio de algo. Acostumbraban hacerla de maíz, pejibaye, yuca, plátano verde ahumado y plátano maduro.
El cacao: Es un cultivo tradicional. Los indígenas le ofrecían cacao a sus dioses a cambio de algunas cosas que ellos querían. Además lo usaban como chocolate y crema para la cara. Servía para unir familias y organizar trabajos, ya que al realizar un trabajo pagaban con un chocolate. Hoy en día, hay pequeñas plantaciones de cacao y venden poquitos de cacao, para ayudarse con el sustento familiar y tomar chocolate y hacer crema para la piel, por eso el indígena siempre tiene el cutis muy lindo o limpio.
La alimentación.
El maíz: Se produce de junio a julio cuando está en sus primeros días de producción (tierno), es consumido de varias formas: sancochado, chorreada, tamal asado. Antiguamente hacían chicha para sus celebraciones.
El arroz: El que se consume es comprado en los negocios (pulperías).
Los frijoles: Se cultivan desde noviembre hasta febrero. La siembra se hace regando los frijoles en un tacotal. Existe otra manera que es chapeado y arado el terreno. Desde la siembra a la cosecha, dura de dos a tres meses de acuerdo a su variedad.
Cuando ya están maduros y secos, se arrancan y se da tiempo de cuatro días para aporrearlos. En este trabajo participan las mujeres. Después se le saca la basura y queda listo para la venta o para el consumo del hogar.
El plátano: Se siembra en toda época y su cosecha es utilizada desde que el niño indio nace. La es una bebida hecha con plátano que se deshace en la misma agua en que se cuece (cocina). La toman grandes y niños. En la comida no debe faltar el plátano cocinado y frito en tajadas.
El pejibaye: Lo comen mucho en las casas cocinado. Si existen chanchos o cerdos, estos son alimentados con pejibaye. Algunos “fuereños” (foráneos) llegan a comprarlos. También todavía salen a venderlos a Tilarán.
La yuca: Hoy en día en casi todas las parcelitas de los indígenas se ve el yucal. Lo usan para acompañar sus comidas, para ollas de carne. Antes era para las chichadas.
Características del indígena.
En general, los indígenas costarricenses son de estatura mediana, color trigueño, nariz chata, ojos negros, pelo negro y lacio.
Han gustado de los trabajos cooperativos desde antiguamente hasta el momento. Por lo menos la gente mayor mantiene creencias propias.
Costumbres.
Vida familiar: El indígena es muy respetuoso y unido con su familia. Dentro del hogar, la vida de ellos es de mucha unión entre padre, hijo y esposa. La esposa no debe ser infiel con su esposo. Cuando el hombre la pide lo primero que le recomiendan sus padres es ser fiel con su esposo y cuando este muere no puede volverse a casar. El esposo no debe ser infiel, porque si ambos son infieles, recibirán un castigo muy grande y entra una maldición en su familia.
Al nacer un niño, cuando comienza a entender a sus padres, le indican el respeto a sus familiares, le indican quienes son sus tíos, abuelos, primos. El parentesco se determina por línea materna.
El matrimonio: Cuando un muchacho llegaba a pedir la muchacha, le llevaba una bolsa de cosas. En ella traía carne de cerdo de monte. Invitaban al suegro a traer plátano, yuca, maíz. Se llevaban la muchacha a su propio rancho que el pretendiente había construido. Cuando llegaban a su nueva morada, cantaban, bailaban, comían carne de chancho de monte que el muchacho había traído.
La maternidad y el parto: Para el indígena la llegada de un niño tiene un significado espiritual y hermoso, se manifiesta en ellos un gran regocijo. La madre cuando está embarazada , no guarda dieta y así cargan leña sobre las espaldas y apoyada en la cabeza.
Al nacer el niño, la madre se pone de cuclillas y no permite que nadie intervenga. Al nacer lo envuelve en pita. Cuando un niño nace, el padre del mismo es el que guarda la cuarentena, no puede trabajar ni pescar, porque creen que el niño enfermaría y moriría.
Tipos de trabajo: Los indígenas siempre han sido agricultores, pescadores y artesanos. Han cultivado la tierra, sembrando sus cultivos. Confeccionaron redes, bolsos (jèrro), ollas (chìu), guacales (pupa).
Vestido: Usaban desde niños taparrabos y pintura en los pechos en el caso de las mujeres. Se ponían pintura en la cara y plumas. Sus vestidos eran de lindos colores de corteza de árboles. Usaban plumas en la cabeza y collares. Las plumas que usaba el cacique eran más finas y vistosas.
Artesanía: Los indígenas tenemos una virtud innata para la artesanía: labrar la madera, dibujar figuras expresivas, convertir el barro en ocarinas y ollitas, fabricar tambores (tali), bolsos (jerro), huacales (pupa). Con el bejuco el indígena hace bolsos, canastos y redes.
Los bolsos se fabrican de corteza de árbol de burío o de pita. También saben hacer hamacas para descansar, construir tambores como los que usaban antiguamente para comunicarse entre ellos, algún aviso de alegría, enfermedad. Los forraban con piel de iguana.
Del árbol de pejibaye sacaban el arco y la flecha. Actualmente hacen ahumadores (chiqui) y huacales (pupa) que se venden mucho para adornos de escritorios.
Creencias: El indígena no puede comer carne de conejo, porque si lo hace cree que está comiendo al diablo, lo mismo con el zorro, el venado y la danta.
La madre y el padre siempre aconsejan a sus hijos y les dicen que no deben andar viendo mujeres malas de noche. Al andar de noche les puede picar una culebra y el que muere picado de culebra no va a donde los que mueren en gracia de los dioses, a este se lo lleva el diablo.
Otra creencia es que el que muere va a otro mundo, entonces le ponen huacales y un bolso con cacao y yuca, porque allá va a disfrutar de todo eso y es enterrado en su propia casa en un hueco, porque ellos creen que no se deben desprender de su ser querido. Al que muere picado por culebra lo van a enterrar al panteón o cementerio, como al que muere ahogado, ahorcado, o en un accidente.
El hueco para “el que muere bien”, lo hacen de la siguiente manera: primero se le pone un colchoncito de hojas, se le entrecruzan ramas para que el cuerpo no toque tierra, ya que no lo entierran en ataúd. Luego en las paredes también se le entrecruzan ramas. Cuando la persona muere no se visita al doliente, es una forma de pésame. No se le pone el nombre a un niño de la persona que muere. Si la persona que muere deja propiedades, existe un respeto muy grande a esa propiedad, sólo los hijos y nietos tienen derecho a esa propiedad.
Otras costumbres.
Primera señal “rama cortada”: Esta la hacen cuando salen de gira o cacería y dejan esta señal si alguno de ellos se va para la casa primero que el otro, dando a entender a la otra persona que ya se fue para la casa.
Segunda señal “Hoja de platanillo doblada a la mitad”: Esta señal la utilizaban para dar la dirección de algo. Ejemplo: un racimo de banano maduro, entonces dejaban la hoja de platanilla enterrada y doblada. Para indicar en que dirección del bananal se encontraba y así sucesivamente con cualquier cosa.
Tercera señal “Filo de hojas dobladas”: Con esta señal dan referencia de que en dicha dirección, estuvo una pareja de enamorados, pero esta la hace únicamente la persona que encontró el nido en el monte.
“de desprecio hacia la persona que robó”: Era una forma de maldecir a su enemigo, por ejemplo que alguno se le ocurriera robar un racimo de banano, dejaban una mata de sainillo y sanguinaria queriendo decir que el ladrón debía trabajar de lo contrario que tome el jugo de ellos. Además le marcan un palito, lo cual quiere decir: “así te van a guindar en la montaña, en el lugar del entierro”, y la hoja la doblaban en la dirección del cementerio.
La Jafàra: Este era en forma de tabla, tenía un huequito en un extremo para meter un cordón, con la ayuda del cordón se empieza a girar en forma circular, esta toma fuerza y adquiere un sonido y con este se comunicaban con “Jafàra”, hija del jefe de los dioses.
Historia
Se dice que existieron caciques hace mucho tiempo, pero no hay ninguna historia que describa a estas personas. Se sabe que eran indígenas muy respetados, rectas en sus decisiones y poseían autoridad sobre la comunidad. La tumba del último cacique se dice que está en la comunidad de San Juan (río La Muerte), no se sabe el nombre. Se recuerda mucho porque antes de morir reunió a los hijos y les dijo una historia, la cual ellos no entendieron ni se la contaron a nadie. Cinco años después se produjo el primer enfrentamiento entre indios y huleros nicas. Esto le sucedió a un grupo de indígenas que andaban cazando y pescando. Los huleros mataron a todos, excepto a una muchacha que se llevaron y un muchacho que había salido a buscar leña.
Cuando el muchacho regresó al lugar y vio la masacre, divisó a lo lejos que los nicas se alejaban con la muchacha. Corrió hacia la próxima vuelta del río y la muchacha logró verlo y el gritó: “dile a mi padre que los nicas me han llevado y no puedo escapar”.
El muchacho volvió al Palenque y contó lo sucedido.
A los cinco años volvió la muchacha, era un noche de luna llena. Los nicas planeaban un nuevo ataque porque querían conquistar a los indios y llevárselos a Nicaragua como esclavos y desquitarse con muchas muertes. La muchacha le contó a su padre los detalles de lo que planeaban, el papá le aconsejó que debía regresar con los nicas y en el momento del enfrentamiento escaparía con él. Así lo hicieron, sucedió como lo habían planeado.
A la muchacha se la llevaron a esconder a la cabecera del río Venado, donde existe un Dios sagrado para los malecus.
Los indios habían preparado la noche antes, lanzas, arcos, flechas. Este enfrentamiento se produjo un poco arriba de la desembocadura del Río La Muerte. En dicho enfrentamiento muchos hombres murieron entre indios y nicas.
Al final de la guerra, los hijos del cacique comprendieron con exactitud el mensaje de su padre, era la guerra de los nicas.
La historia del Obispo Thiel.
Los finqueros de apellido Quesada, se dieron cuenta de la existencia de indios en Guatuso, entonces se lo comunicaron al Obispo. Este accedió a visitarlos e hicieron varios viajes en vano, porque no encontraban a nadie en los ranchos, ya que ellos se escondían cuando llegaban blancos por ahí.
Bernardo Augusto Thiel, Obispo de Costa Rica, en vista del fracaso, decidió hacer un viaje a Nicaragua en bote. Cuando llegó, una señora nica le contó al obispo que había más de 700 indígenas esclavos, que los huleros los habían secuestrado y que el precio de los esclavos era de 40 a 50 pesos cada uno.
El Obispo Thiel hizo todo lo posible para que los nicas dejaran a los indios libres y volvieran a sus tierras natales, pero fue imposible, solo un muchacho pudo traer a una muchacha y contó que los nicas los trataban como animales. Ella estaba cuidando a los hermanitos cuando los nicas los sorprendieron y se los llevaron.
Thiel llevó a la muchacha a Alajuela, donde se encontró con Domingo Orozco. Este era un indígena guatuso que de niño había sido llevado a Nicaragua de donde, cuando creció se escapó.
Domingo Orozco sirvió de intérprete al obispo en la expedición que este organizó a Guatuso en 1892. Orozco tuvo que vestirse de taparrabo al principio para que su gente lo reconociera y así él les explicó que Thiel era bueno, que los quería ayudar, hasta que por fin los convenció aunque siempre tenían cierta desconfianza.
Thiel fue muy querido por los malecus. Se los llevaba a Alajuela y les regalaba cosas como hachas, cuchillos, ropa, collares, anzuelos, etc. El obispo supo ganarse la confianza de los indios, gracias a Ramón Quesada, Mercedes Quesada y a un indio de Tucurrique que dirigió la ruta desde Alajuela a Guatuso.
El Obispo hizo muchos esfuerzos para que el indígena fuera bien tratado, pero no se pudo lograr mucho, ya que finqueros nicas, comprarían fincas y vendrían a empeorar la situación.
Limitaciones para hacer el trabajo: El mayor problema que se nos presentó, fue que los indígenas mayores, que son los que más conocimiento tienen en cuanto a costumbres, tradiciones, religión, creencias, ellos son estrictamente celosos con su sabiduría. Solamente se los cuentan a sus familiares mayores y allegados y si esos reúnen los requisitos por ejemplo la obediencia.
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